PASADO, PRESENTE Y…UN POSIBLE FUTURO
Cuando comenzó la pandemia estaba en Irlanda, en un proyecto de inmersión lingüística. Estaba viviendo con una familia desconocida, llevaba escasamente una semana. En los días previos, sabíamos que algo pasaba, pero no teníamos contacto con los informativos, conocíamos lo que los profesores nos decían. Recuerdo que el día 14 o 15 era San Patricio, íbamos a ir todos a la celebración, pero al final la cancelaron, a pesar de que sí que fuimos a clase esa semana. En principio, no íbamos a poder viajar, el plan era quedarse en las casas de acogida, pero finalmente viajamos en uno de los últimos vuelos hacia España.
Era raro, estábamos en el aeropuerto, todo era frenético, todos con mascarilla, con el aeropuerto medio vacío, parecía un paisaje apocalíptico. Recuerdo sobretodo la molesto de la mascarilla…Y era raro, al salir de allí vimos que estaba el ejército…
Al principio sí daba un poco de miedo, pero luego mis padres me contaron la situación, me explicaron que había una pandemia, que habría un toque de queda…Me tranquilizó mucho hablar con mi madre los primeros días en los que no nos dejaban salir ni de casa. Los profesores de Irlanda comentaron que igual teníamos que quedarnos un tiempo en las casas que nos acogían, la verdad que lo hubiera preferido.
No me gusta pasar tiempo en mi casa, procuro pasar el menor tiempo posible. Mi relación con mi padre es complicada, porque suele tornarse violenta, es una persona que a veces me da miedo. Me preocupaba por mi madre o hermanos más que por mis problemas propios, al estar ellos en convivencia con mi padre
Recuerdo Irlanda como una realidad distinta, que disfrutaba, era independiente… como una aventura, pero sabiendo que contaba con la seguridad que me daban los profesores. Volver a España fue como el final de mi independencia, pero al menos estaba tranquila por volver a ver a mi familia, me cansaba la angustia de no ver más a mis sobrinos.
[…]
La pandemia fue la peor etapa. Intenté centrarme en mis estudios ese año. Intenté apartar mis sentimientos, ya que no estudiando jodía a mi padre, más a él que a mí misma, o eso pensaba. Era mi forma de combatirlo, aparte que tampoco podía centrarme, y tenía poca confianza en mí misma. Ante un ataque y deterioro constante, te minusvaloras. Y con el aislamiento, a pesar de empezar bien el curso, se fue diluyendo, estar encerrada en casa me hacía pensar más en todo lo que pasaba en ella, volvió la ansiedad y la depresión, fue mi peor momento con la bulimia (llevo con ansiedad, bulimia y depresión desde los 7 años.
Creo que mi problema viene de mi relación con mi padre. Antes era el padre perfecto, o así lo recuerdo. Me llevaba al cole, quería a sus hijos…Pero cuando yo tenía 6 años mi padre tuvo un accidente, ya no podía trabajar de albañil porque se rompió la columna. Se tuvo que poner a trabajar mi madre, criar a todos mis hermanos y a mí, cuidar a mi padre al estar enfermo… Con los años vi varios episodios de violencia de género, estando mi madre incluso ingresada. Veía violencia hacia mi madre y hacia mis hermanos, yo me salvaba porque era la más pequeña y era chica.
[…]
Siempre he recordado esta violencia. Mis hermanos cuando han podido han escapado de ella, pero yo aún no puedo. Recuerdo estar marcada desde niña por ese sentimiento. Con 4 años, estando de la mano de mi abuela, en la puerta de casa, vimos morir a un joven que iba en moto, en medio de un tiroteo…No tengo muchos recuerdos antiguos felices.
Me acuerdo de estar un mes sola en casa, justo hace dos años ahora. Iba a cuidar a los hijos de mi hermana, porque ella se tenía que ir a trabajar y dejaba a mis sobrinos en casa, así que cuando podía iba a cuidarles. En ese momento, yo salía con alguien, eso me hacía tener peor relación con mi padre y por ello me quería echar de casa. Yo tenía justo 16 años. Recuerdo que esos días abrí una botella que había por casa, un día que no tenía que cuidar de mis sobrinos. Esa semana sólo bebía y prácticamente no comía, todo era fiesta y relaciones sexuales, sólo para liberarme, o sentir que me liberaba. Recuerdo que llamaba a mi hermano y los dos nos poníamos a fumar. Recuerdo también de esos días que en cierta ocasión uno de mis sobrinos rompió un cargador del ordenador… Ese día me tocó a mí enfrentarme a mi padre, con mi propio sobrino en brazos, mientras realizaba una video llamada con mis amigos, las típicas video llamadas de la pandemia. Intento ocultar mis problemas a mis amigos, no me gusta hablar de mis cosas. Ese día tuve que cortar la llamada para que no vieran su reacción.
En la pandemia me ayudó mucho el ponerme a escribir, escribo lo que siento o lo que me pasa por la mente, a veces queda bien o mal. En pandemia escribí una especie de carta de despedida a mi madre, en un momento en que deseaba hacerme daño a mí misma, aunque deseché esa idea por mis sobrinos. Es raro, acabar con tu vida es algo valiente y cobarde a la vez.
[…]
Querer a alguien es complicado. Adoro a mis amigos, pero querer es ser capaz de dar la vida por el otro si lo llevas a un extremo. Soy una persona muy desconfiada. Querer es demostrar, saber que esa persona está, aquella que sabe que te sucede sin tener que preguntarlo…Repito que soy muy desconfiada. Creo que aprendí a vivir vacilando, incluso sobre mis propios sentimientos, porque era una manera de taparles…
En ese sentido sí, fue duro el confinamiento. Necesitaba salir a la calle, me ayudaba con la ansiedad, salir del agobio constante de casa. Encima en esa época mi padre se dio cuenta de que fumaba, lo cual empeoró la situación.
Mi forma de evasión fue escribir mis emociones, a veces escribo poemas, textos…Generalmente soy poco expresiva, pero al escribir es distinto. No sé expresarme hablando con alguien, pero contarme a mí misma mi vida me ayuda a expresar y ver mis emociones. En ocasiones releo lo que he escrito, lo repienso, me vuelvo a poner ahí… A veces necesito llorar sola
Generalmente suelo pensar, al leerlo, que sigo igual, que no he avanzado. Siempre me han dicho que llorar es debilidad e inmadurez. Nosotros de mi padre hemos heredado el orgullo. No mostramos sentimientos, ni entre la propia familia. He visto miles de veces a mi madre estar muy mal, pero nunca llorar delante de nosotros por no mostrar debilidad. Si lloras, empiezas a sentir, y si sientes, estás peor. Si lo ignoras al menos no tienes que lidiar con ello.
Es difícil confiar en la gente. Yo sólo lo he compartido con una persona. Tampoco he hecho nunca nada por cambiarlo, baso mi vida en cómo está mi madre. Y prefiero hacer cosas para que ella esté bien.
También tengo miedo a las represalias si hay cambios. No hacía mis cambios por ella, para eso necesito que mi padre se marche de mi vida. Mis hermanos me dicen que no puedo dejar que toda mi vida esté marcada por mi relación con mi padre. Sé que mi hermano Luis sí que lo sufre, pero sólo lo comparte cuando está borracho. No damos espacio a los sentimientos.
No quiero que la gente sepa sobre mí. Tampoco saben lo que he vivido ni lo han vivido ellos, así que no me podrán ayudar. Además, volver a contarlo es volver a vivirlo.
Creo que, para poder compartirlo, primero necesito quererme. Quiero que mi padre me pida perdón, no juzgarle, es mi padre. Me mata más odiarle y el no poder quererle. No quiero odiarle siempre y no sé cómo afrontar eso. Mi madre siempre me dice que me olvide, pero para estar bien primero hay que curarse y luego olvidar. Creo que ella cierra el ciclo solo olvidándose, sin afrontar el problema.
A veces lo hablo con mi madre. Siempre me pone escusas: que no podría vivir sola, el coche, la hipoteca…A mí siempre me han cuidado mis hermanos, ella trabajaba, a él no le corresponde nada… La digo que al menos se defienda, que nosotros somos independientes y que ella también puede serlo.
El problema es que tiene seis hijos, pero la única que habla con ella soy yo. Tienen dolor o no lo atienden. Mis hermanos han denunciado a mi padre, pero sólo eso no vale. Al final mis hermanos son privilegiados en su posición, yo soy una mujer y al final tengo que hacer todo con mi madre.
Creo que a mi madre le vendría bien ir al psicólogo, pero haciéndolo bien, no a medias. No hemos querido dejarnos ayudar por nadie. Creo que eso me ha pasado siempre: fumar, no estudiar, actitud violenta, mi padre… Creo que si mi madre hubiera sido capaz de buscar ayuda yo también lo hubiera hecho. Los cambios dan miedo. Si cambio es a mejor, no me suelen pasar cosas buenas y tampoco sabría
(Lina enseña un poema que había escrito)
Siempre he querido compartirlo, pero me da miedo que no le guste a la gente. Sé que otros también viven cosas parecidas a las mías, y no todos pueden escribirlas. Nunca me he atrevido a hacerlo…No sabría el cuándo, el cómo, el por qué…
Puede que al contar algo a alguien pueda darte otro punto de vista, o que te haga darte cuenta de cosas que no habías visto tú antes…O simplemente tú, ver tus miedos, ver su origen y perdonarte ante ellos…
Story by Lina