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QUÉ BONITA ES ESTA VIDA

Días antes del confinamiento, en marzo de 2020, estaba esperando para poder entrar en una Comunidad Terapéutica de Proyecto Hombre. Lastimosamente, tres días antes de la fecha de entrada empezó la pandemia, por lo que no pudo ser mi entrada y tuve que estar como huésped en el Centro de Atención a Personas sin Hogar de Cruz Roja en Salamanca, donde viví hasta que terminó el confinamiento más duro y se acabó mi tiempo allí. Por ese motivo y desde ese momento, me trasladé en tren hasta Barcelona, sin ningún recurso y donde empecé a vivir en la calle, y aprendiendo cada día, hasta que me rescataron los profesionales del Hospital del Mar. Desde allí me trasladaron a Valladolid, donde conocí a entidades locales y diferentes personas que comenzaron a apoyarme y a los cuales doy infinitas gracias por acogerme. Gracias a ello y a la formación que comencé en la entidad, hoy en día me encuentro mucho mejor como persona y muy feliz, desarrollando diferentes tareas que me han permitido conseguir un contrato indefinido. Qué bonita es esta vida.

Story by Victor Goez Bedoya